Historia del Laminado de alta presión HPL
En el año 1896, el químico estadounidense de origen belga Leo Baekeland combina fenol y formaldehído obteniendo una resina que formase un polímero insoluble. Agregando aserrín logra un material plástico y oscuro que, en 1907, patentó con el nombre de Bakelite.
Por sus propiedades mecánicas y sobre todo por no ser conductor de la electricidad, rápidamente reemplaza a la porcelana y la mica como aislantes en aparatos eléctricos.
El uso de la baquelita se extendió a muchas industrias como la agricultura, la textil o la aviación. Por su pobre resistencia al luz solo se fabricaba en negro y marrón.
En 1906, Leibich experimentando reacciones de melamina-formaldehido descubre que mezcladas con celulosa y sometidas a proceso de polimerización produce un material sólido y con excelentes propiedades mecánicas, resistencia a la abrasión, estable ante los rayos UV y no conductor de la electricidad.
En la década del 40, aparecen papeles altamente absorbentes de melamina-formaldehído lo que hizo posible la aparición de placas decorativas para acabado.
En la década del 50, nace el laminado decorativo moderno, HPL en los Estados Unidos. Tuvo un gran éxito de manera rápida como revestimiento al sustituir pinturas barnices y enchapados de madera. En la década del 60, la investigación y el desarrollo de nuevos tipos de HPL llevó a la aparición de nuevas propiedades como la resistencia a los cigarrillos, las propiedades autoportantes y la resistencia a la propagación del fuego.
Los laminados de alta presión HPL son placas de alta densidad (>1.35g/cm3) terminadas y listas para el uso, de gran resistencia mecánica, a los productos químicos, fáciles de trabajar y de bajo mantenimiento.
Los paneles están formados por capas de fibra de celulosa impregnada con resinas termoestables y sometidas a alta presión (>7MPa) y a calor (140-150ºC) en prensas especiales.
De este proceso resulta un material de alta densidad, homogéneo, estable, sin poros. Las placas HPL se componen de celulosa 60-70% y resinas 40-30%, pueden tener acabado decorativo en una o ambas caras.
De este proceso resulta un material de alta densidad, homogéneo, estable, sin poros. Las placas HPL se componen de celulosa 60-70% y resinas 40-30%, pueden tener acabado decorativo en una o ambas caras.
Las capas son:
- Overlay: papel altamente transparente que da resitencia a la abrasión.
- Papel decorativo: sin cloruros, de color plano o con diseño da la terminación de la placa y puede estar en una o ambas caras.
- Papel Kraft: es el corazón del HPL, papel marrón que forma el núcleo de la placa.
Las resinas para la fabricación no contienen compuestos halógenos como cloro o bromo. Tampoco amianto ni agentes protectores de la madera – fungicidas o pesticidas – ni azufre, mercurio o cadmio.
Las virutas que generan el corte y fresado de los paneles fenolicos para fachada no son perjudiciales para la salud.
La placa HPL para fachadas tiene gran resistencia mecánica y a la decoloración.
Es resistente a solventes y de fácil limpieza. Puede producirse con acabado anti grafitti.
Dadas estas características es adecuado para tanto para exteriores como interiores.
Otra cualidad de los laminados HPL es la resistencia a la infiltración. El laminado, de hecho, no permite que el agua o cualquier otro líquido penetre debajo de la capa superficial, la estructura particular de este material lo hace altamente hermético.
Los laminados HPL se encuentran entre los más higiénicos del mercado. Las bacterias necesitan nutrición y humedad para proliferar, esto es imposible en un material como el laminado HPL, caracterizado por una superficie tan firmemente sellada que la suciedad no puede penetrar.
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